Hoja Informativa Nº 12
Brota la semilla del Instituto arraigada en la voluntad de Dios
Impulsada por su noble y caritativo corazón, Madre Mª de la Encarnación no se conforma con dar a las niñas el alimento de mediodía y algunas ropas. Se siente llamada a extender su misión con las niñas huérfanas. Se da cuenta de que necesitan el amparo y cariño maternal de personas abnegadas que las tengan bajo su tutela para encaminarlas al bien; no basta el alimento corporal, es necesaria una formación humana y cristiana que las haga útiles para sí mismas y para la sociedad.
Siente grandes deseos de ver realizado este hermoso ideal, fluctuando entre la caridad que le impulsa y la desconfianza por la situación en que se encuentra la Institución. Ora insistentemente y puesta en las manos de nuestra Amante Pastora, confía poder llevar a cabo esta obra.
Decidida, le comunica al P. Medina sus aspiraciones y anhelos, descubriéndole el vasto horizonte que se presentaba a su vista y los desvelos e inquietudes para remediar tantas necesidades. El P. Medina no duda de que fuera inspiración divina, pero considera la situación de las escuelas, falta de personal y de medios económicos. ¿Cómo se va a mantener un internado? Por eso, disuade a M. Mª de la Encarnación de esta idea. Ella, persona de gran corazón y de extraordinaria caridad, no se turba por este contratiempo, ora, confía y espera de Dios esta gracia de poder hacer el bien a quien lo necesita.
Esperando llevar a término las exigencias que el mismo Dios siembra en ella pasa grandes inquietudes. Su caridad y abnegación supera la lógica, sin tener medios humanos ni materiales, todavía quiere comprometerse a más. De tal manera que el P. Medina viendo la nobleza de su alma y su celo apostólico, no vacila en dejarla en plena libertad para que desarrolle el apostolado que se propone con la Gracia de Dios.
En este tiempo, en la ciudad de Cádiz, el Gobierno comienza a fundar Escuelas nacionales; una de ellas la instalan en los edificios contiguos a la Iglesia de la Palma, lo que permite que las niñas pasen a esa escuela, donde trabaja de auxiliar Dolores Villasante, que había sido religiosa de este Instituto.
Con gran alegría
y sin demora, se arriesga, y con un trabajo ímprobo arregla los salones que
antes ocupaban las escuelas para instalar en ellos el hogar que desea dar a las
que carecen de él. Pide camas, y lo más indispensable para acoger a sus
queridas niñas. Este arrojo por hacer el bien hace que los gaditanos la llamen
la loca de la caridad.
En efecto, el
pueblo en general al comprobar la entrega sin límites de esta mujer a las niñas
huérfanas, y ver como se desvive en busca de la limosna con que poder alimentar
y sufragar los gastos que tal labor ocasiona, dejándose en ello su salud,
piensa que está yendo demasiado lejos, y se la conoce como la loca de la
caridad, no en sentido peyorativo,
pero bajo este apelativo estaban declarando lo extraordinario de su
confianza en Dios, por encima de todas las dificultades y su entrega generosa a
los demás. En definitiva todos los hombres
grandes, son unos quijotes, unos locos que no hacen sino poner de manifiesto la
ramplonería de los demás.
ESCRITO
En
el mes de Junio celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús; en la
espiritualidad de Madre Mª de la Encarnación estuvo muy arraigada esta
devoción.
Os
ofrecemos un escrito autógrafo de un acto de consagración que la Sierva de Dios
renueva anualmente desde el año 1896 hasta el 1907, pero que dura toda su vida.
“Señor y Dios mío, único dueño de mi vida y de mi alma, a
quien adoro y amo sobre todas las cosas, prometo en este día… hacer en todo lo
que fuere de vuestro agrado y el no cometer ningún pecado venial con voluntad
deliberada, este propósito lo hago para mejor guardar los votos que tengo de
Obediencia, Pobreza, Castidad y Hospitalidad con toda obra benéfica.
Todas cuantas misas, comuniones y
buenas obras que hiciere tanto espirituales como temporales desde el día en que
esto escribo hasta el día de vuestro Corazón os lo ofrezco a Vos para que me
concedáis las gracias de consagrarme a Vos con toda estrechez”.
FAVOR
“En
un viaje hasta la ermita de la Virgen de la Peña fui enfermo con gripe. Estaba
medicándome. Me entró un gran sueño, y de regreso me dormí conduciendo. De
repente me desperté en el momento que podía tener un grave accidente. Atribuyo
este grandísimo favor a la intercesión de la Virgen de la Peña y de la Madre
Encarnación”.
(Un devoto)
Agradecen favores, solicitan propaganda y envían
donativos:
Antonio
García Pérez (Huelva)
Gisela
Salas (Lima – Perú)
Edelmira
Romero Gutiérrez (Pontevedra)
Asunción
Venegas Rodríguez (Valencia)
Manuel
Jesús Fernández Ruíz (Jaén)
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